Existen 2 falsedades: la culpa y el castigo. Son problemas muy complejos que tenemos en nuestra mente.
La idea de culpa internamente genera niveles lamentables de baja autoestima en cada persona, pérdida grandísima de opciones, de oportunidades en la vida, porque se siente incapaz, no merecedor; porque siente que necesita sacrificarse o castigarse. Lamentablemente, hemos encontrado personas que aparentemente, tenían una gran capacidad de servicio, pero cuando empezamos a profundizar en la causa de su aparente servicio o de su aparente sacrificio ante los demás, lo que encontramos es que en ellos hay un profundo sentimiento de culpa y sienten que están pagando su culpa, sacrificándose y a eso le llaman "servicio". Lo que tienen es una baja autoestima muy grande y un proceso muy complejo en su interior. Cuando la culpa es hacia afuera, cuando inculpamos a los demás, entonces nos llenamos de rencores, de odios y de deseos de venganza... nos llenamos de un proceso interno absolutamente lamentable.
Adicionalmente, todos estos procesos mentales de odios, rencores, violencia, tienen otro efecto desastroso sobre nuestro cuerpo físico, que llamamos el efecto psicosomático. Se debilita el sistema inmunológico, se producen procesos autodestructivos y facilitan el desarrollo de ene-mil enfermedades. El cáncer es una de esas enfermedades originadas en el proceso de la culpa. Por eso necesitamos limpiar nuestra mente, de la idea de la culpa. Hemos repetido muchas veces y lo seguiremos repitiendo otras tantas miles de veces, no importa cuántas veces, hasta que finalmente logremos comprender algo: LA INEXISTENCIA DEL CULPABLE: EL CULPABLE NO EXISTE.
El siguiente paso de la culpa, es otro absolutamente desastroso: el paso al castigo.
El castigo tiene mil formas pero genera todos los traumas en nuestro interior: genera baja autoestima, situaciones internas de rebeldía, cantidad de procesos complicadísimos en las relaciones humanas y está directamente asociado a la culpa. Entonces estos procesos traumáticos internos, donde las personas se sienten inseguras, se sienten incapaces ante la vida, son resultados de los castigos. Como esto es tan lamentable, nos proponemos hacer lo siguiente:
Es fundamental comprender que no hay culpable, sino una situación normal dentro del universo, normal dentro de cualquier pedagogía, que llamamos el error. El error no lo vamos a ver como algo malo, sino que lo vamos a ver como ES: como la posibilidad de aprender algo nuevo; y en lugar del castigo, vamos a tomar una herramienta de amor, que es la enseñanza. Aprender a enseñar amorosamente, porque entre otras cosas, el castigo no enseña nada; no enseña lo que esperamos enseñar. Poniendo un ejemplo: si un niño rompiera una ventana y lo castigo, el castigo no le va a enseñar a no romper ventanas. El castigo, le va a enseñar a decir mentiras para evitar el castigo y a evadir sus responsabilidades; le va a enseñar a ser muy hábil para evadir el castigo, pero no le va a enseñar la razón por la cual es necesario tener cuidado con las ventanas. Por eso decimos que el castigo es antipedagógico y enseña exactamente lo contrario de lo que esperamos enseñar. Cuando las personas me dicen que hay niños mentirosos o adultos mentirosos, es evidente que estas personas fueron castigadas.. . y la mentira se convierte en un mecanismo de defensa natural. Para no volver a caer en estas situaciones, vamos a trabajar esto profundamente.
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