¡Bienvenido!

Querid@ amig@, recibe mi cordial saludo; de alguna manera, tu visita al Blog, no es casualidad sino que es CAUSAL, sí, así como lo afirmo, es propio de la causa que mueve nuestras propias sensaciones en este hermoso Universo creado por un SER SUPREMO. Aquí eres bienvenid@ sin distingo de raza, credo o religión ni status social... ¡Somos herman@s e hij@s de la misma creación!

... y ten en cuenta que en el crecimiento personal, la libertad de credo, de pensamiento y de expresión,
y el respeto por la diferencia constituye un factor importante de amor y comprensión; por tal, lo que se expone en este blog puede ser de su interés, tal y como lo es para quien lo administra.

jueves, 14 de julio de 2011

LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD

Le preguntaron al Maestro: «¿Qué es la espiritualidad?».
«La espiritualidad», respondió, «es lo que consigue proporcionar al hombre su transformación interior».
«Pero si yo aplico los métodos tradicionales que nos han transmitido los Maestros, ¿no es eso espiritualidad?».
«No será espiritualidad si no cumple para ti esa función. Una manta ya no es una manta si no te da calor».
«¿De modo que la espiritualidad cambia?».
«Las personas cambian, y también sus necesidades. De modo que lo que en otro tiempo fue espiritualidad ya no lo es. Lo que muchas veces pasa por espiritualidad no es más que la constancia escrita de métodos pasados».

Hay que cortar la chaqueta de acuerdo con las medidas de la persona, v no al revés.

Tomado del Canto de El Canto del Pajaro. Tony de Mello.

lunes, 20 de junio de 2011

Nasrudin y el Huevo

“Cierta mañana Nasrudin – el gran místico sufí que siempre fingía ser loco – envolvió un huevo en un pañuelo, se fue al medio de la plaza de su ciudad y llamó
a los que pasaban por allí.

- ¡Hoy tendremos un importante concurso! – dijo – ¡Quien descubra lo que está envuelto en este pañuelo, recibirá de regalo el huevo que está dentro! Las personas se miraron, intrigadas, y respondieron: -¿Cómo podemos saberlo? ¡Ninguno de nosotros es adivino!

Nasrudin insistió:

- Lo que está en este pañuelo tiene un centro que es amarillo como una yema, rodeado de un líquido del color de la clara, que a su vez está contenido dentro de una cáscara que se rompe fácilmente. Es un símbolo de fertilidad, y nos recuerda a los pájaros que vuelan hacia sus nidos, Entonces, ¿quién puede decirme lo que
está escondido?

Todos los habitantes pensaban que Nasrudin tenía en sus manos un huevo, pero la respuesta era tan obvia que nadie quiso pasar vergüenza delante de los otros.

¿Y si no fuese un huevo, sino algo muy importante, producto de la fértil imaginación mística de los sufis? Un centro amarillo podía significar algo del sol, el
líquido a su alrededor tal vez fuese algún preparado de alquimia. No, aquel loco estaba queriendo que alguien hiciera el ridículo.

Nasrudin preguntó dos veces más y nadie se arriesgó a decir algo impropio.

Entonces él abrió el pañuelo y mostró a todos el huevo.

- Todos vosotros sabíais la respuesta – afirmó – y nadie osó traducirla en palabras.

Así es la vida de aquellos que no tienen el valor de arriesgarse: las soluciones nos son dadas generosamente por Dios, pero estas personas siempre buscan
explicaciones más complicadas, y terminan no haciendo nada.”

miércoles, 25 de mayo de 2011

Te aceptamos sin juicios, ni comparaciones, ni rechazos

Tanto en nuestra vida privada como profesional, buscamos ejercer una influencia positiva sobre ciertas personas: por ejemplo nuestros hijos, nuestro cónyuge, nuestro jefe, nuestros empleados, o nuestro socio. Pero... ¿cómo hacerlo? ¿cómo podemos influir poderosa -y éticamente- en la vida de otras personas?

El primer paso, consiste en aceptar al otro tal como es. Porque el juicio, la comparación, o el rechazo, produce un comportamiento "defensivo" que debilita y frena por completo cualquier tipo de influencia externa. Cuando las personas se sientes aceptadas y valoradas, se "liberan" de esa necesidad de defenderse y -a la vez- liberan su tendencia natural a mejorar.

Aceptar no significa condonar una debilidad, ni estar de acuerdo con una opinión. Se trata en cambio, de afirmar el valor intrínseco del otro, más allá de que crea, sienta, o piense de determinada manera.

Club de la Efectividad